El
Retorno de Doña Francisca
El día pasaba, el capitán ansioso se preguntaba
¿Cuándo su esposa arribaría a la hacienda?.., su mente lo
transportaba mas allá de su imaginación ¿Tal vez tuvo un accidente en
la trocha carrozable por las alturas? tenía diferentes pensamientos.
Salió de la sala y se dirigió al patio allí se encontraba la
criada María a quien le ordenó:
- María vete al campo a recoger algunas flores para el señor que se
encuentra en el altar de la capilla.
María respondió:
- Si mi señor.
Todas las mañanas antes de salir al campo se postraba de rodilla
ante el altar del señor crucificado poniéndose a rezar. La servidumbre
en silencio observaba todos los movimientos del patrón, que presentía
la ausencia de su esposa, su tristeza era notoria a este se ponía
triste acompañándole su sentimiento José, Fermina, Tomas y otros
negros y negras que se encontraban en el servicio doméstico, también
María no dejaba de poner flores al señor en el altar. Doña Francisca
esposa del capitán era muy considerada por todos los negros de la
hacienda y le tenían mucha pena durante su ausencia en la casa.
Estaba por finalizar el año aproximadamente 22 de diciembre de 1650,
a las nueve de la mañana a la vista del negro Manuel, dio la alarma
gritando que se acercaba un coche y un jinete acompañado, era la
señora esposa del capitán, la dama Francisca Ulloa que retornaba de la
capital.
La señora venía en un reluciente carruaje en el cual iban cinco
personas la señora, su hijo Juan, una criada, el cochero y un negro
acompañándole montado en su caballo.
Los criados le cayeron como oleada al carruaje recibiéndola con
alegría, a la entrada de la hacienda el negro Benito al ver corrió a
recibirla quién la besó los pies al bajar del carruaje, ella le
preguntó.
- ¿Dónde se encuentra mi esposo?.
- Le respondió
- Mi señor amo se fue muy temprano a observar el trabajo de la cosecha
de la caña.
Al rato llegó el capataz Andrés quien le dio una orden al negro
Benito:
- Negro Benito toca la campana del altar para que viniera el señor
capitán.
- Si mi señor respondió Benito corriendo a la torre comenzó a tocar
la campana con toda alegría por la venida de la señora, porque ella
era muy buena y muy bondadosa con sus hermanos de raza.
Al oír estas campanadas el Capitán Luis tomó su caballo echó a
galope de su bestia a ver quién había venido, al llegar a la hacienda
se dio con la sorpresa, y la alegría al ver a su esposa, corrió a sus
brazos y de su menor hijo.
Mientras esto sucedía en la casa hacienda, en el campo los negros se
preguntaban ¿Quién había venido? o han llegado más negros para la
chacra.
El Capitán le dijo a Andrés que coordinara con los dos caporales para
que suspendan la labor agrícola y otros trabajos de los negros en la
hacienda, pero el caporal Blaz no se encontraba, y solo hallándose
Benito quien tuvo que ir en su busca, este fue acompañado de su menor
hijo Juan. Después de un rato lograron ubicar al negro Blaz, por el
camino de vuelta a la casa hacienda el pequeño Juan contaba a Benito lo
que había estado en la ciudad capital.
Una vez reunidos fueron al pié de las campanas y comenzaron a tocar en
combinación, al oír los trabajadores negros en la chacra se
sorprendieron pues era una reunión de todos los trabajadores en la
finca, corrieron dejando las labores agrícolas y ganaderas en el campo.
Una vez concentrados en el patio se dio a conocer la gran noticia
mediante las palabras del capataz don Andrés.
- ¡Escuchen con atención! al personal.
- Doy a conocer la llegada de la señora esposa de nuestro Capitán y
honra nos hace con su presencia en
vuestra hacienda.
Después de haber anunciado estas palabras salió detrás de uno de los
arcos que conducía a la sala doña Francisca Ulloa, al verla todos los
negros se alegraron, ella manifestó diciendo:
- Criados de mi gran esposo, se aproxima la fiesta de Pascua y se
tiene que preparar por primera vez el nacimiento del niño Jesús en
nuestra hacienda; es una antigua costumbre que celebraban mis
antepasados allá en España y hoy se tiene que seguir esta devoción en
nuestra casa.
Después tomó la palabra el Capitán y dijo:
- Se celebrará la fiesta de Pascua al niño Jesús y la llegada de
mi amada esposa.
- ¡Querido Esposo! dijo la señora tomándole de las manos, se dirigió
por el pasadizo llegando a la sala y empezó a hablar con voz muy
tranquila. |